[Reseña Diplomado] SE CIERRAN Y SE ABREN CICLOS

Diplomado «ALIMENTACIÓN, COMUNIDAD Y APRENDIZAJE»

Módulo Mayo
2017

SE CIERRAN Y SE ABREN CICLOS

 

El pasado 13 y 14 de mayo nos encontramos para vivir la última concentración de nuestro diplomado. Fue un fin de semana lleno de emociones y evaluaciones.

A sabiendas de lo que este momento representaba, entre todos se sentía otra energía, en las miradas se veía nostalgia, entusiasmo y también ilusión por compartir y celebrar este momento. Fue la despedida y cierre de este proceso pero también la apertura de otros nuevos.

Comenzamos el sábado con nuestra tradicional yoga por la mañana enmarcada a nuestro ciclo de la IAP. Movimos el cuerpo, nos estiramos y preparamos la mente y el corazón para lo que estaba por venir.

Después fuimos a escuchar las experiencias de compañeros y compañeras en sus ciclos de IAP. Nos contaron lo que vivieron, las actividades que realizaron, lo que encontraron en su diagnóstico y sus planes de acción para seguir transformando sus realidades con sus estudiantes, en sus escuelas y/o comunidades.

Quienes estuvimos de escuchas, nos emocionamos al conocer el trabajo realizado y el corazón puesto en él, y nos emocionamos aún más cuando escuchamos que muchos alumnos, alumnas jóvenes y mujeres siguen conservando y valorando alimentos tradicionales y que este proceso motivó a muchos, no sólo a formadores y formadoras, a transformar esos contextos que no nos gustan, esos en lo que nos invade la “chatarra” industrializada, que no alimenta, que no hace más que dañar nuestra vida en todas sus esferas, y a optar por construir otras alternativas que alimenten sanamente nuestra panza, nuestra tierra y nuestras almas. Desde crear más y fortalecer los huertos escolares y comunitarios y trabajar la soberanía alimentaria a través de ellos, a hacer ferias de alimentación tradicional, comisiones de cuidado a la salud y hasta la creación de cooperativas escolares son algunas de dichas alternativas.

En la ronda de preguntas y respuestas escuchamos testimonios que nos motivaron mucho a seguir en este andar: “¿Cuál crees que sea el impacto de que solo una maestra este haciendo este trabajo?”

“La escuela es un cuadrado y es difícil romper las estructuras mentales de las y los maestros. Pero me siento contenta porque se está impactando en los corazoncitos de sus mamás. Esta parte es la que más me reconforta.” -Maestra de preescolar-

Pero también se enfrentan a muchos retos resultados del propio sistema educativo: “¿Cómo ha impactado tu trabajo con tus compañeras y compañeros?”

“Ha impactado muy poco, no sé por qué pero no he visto mucho avance con ellas y ellos. Siempre hemos tratado de hacer jardines y huerto y no se le da continuidad con otros maestros y maestras o alumnas y alumnos. Es como un aislamiento, cumplir con el programa y ya.” -Director y maestro de primaria-

“La actitud de las maestras y maestros es el desinterés y la apatía, ellas en la alimentación no ven un proceso pedagógico sino un negocio. He visto que influye mucho la opinión del director o directora.”-Maestra de preescolar-

¡Y por supuesto que no todo es de este color! nuestras formadoras y formadores calamardos están sembrando semillas en la tierra y en los corazones de las personas con las que trabajan, estudiantes, madres, padres, mujeres y familias.

Después de escuchar estas experiencias, recordamos a aquel formador (a) “ideal” que construimos en la fase intensiva del diplomado, mismo que bautizamos como “Calamardo (a)”. Todas y todos reflexionaron sobre lo que tuvieron que hacer para caminar a ser ese formador o formadora tan deforme, tan alternativo, al ser formador que le apuesta a otras maneras de enseñar, aprender y desaprender. En este momento también recordamos los regalos que prometimos al grupo desde el inicio y recuperamos los que cada una (o) dio: cocina, alegría, semillas, paciencia, sonrisas, respeto, conocimientos, experiencias, convivios, recetas, apoyo, trabajo en equipo, entre muchos más.

¡También recibimos mucho de este grupo! Creatividad, conocimientos, experiencia en huertos, reflexión crítica, solidaridad, trabajo comunitario, nuevas recetas, respeto, compañerismo, yoga, plantas, herramientas participativas, flores, escucha activa.

Por último el sábado por la tarde ¡nos pusimos creativos! Todas y todos dibujaron sus caminos de la IAP. Se reflexionó sobre los aspectos más importantes que permitieron realizar o no todo el diagnóstico o su ciclo de IAP, sus aprendizajes, momentos más importantes y las personitas que estuvieron acompañándolas (os). Echaron mano de colores, recortes y otros materiales para representar ese proceso ¡y los resultaron fueron hermosos!

Llegó el domingo y nuestra querida Francis nos inició en el día con un baile tradicional de la Costa Chiapaneca para activar el cuerpo y aprender algo nuevo. Bailamos al son de la música y nos divertimos mucho ¡arrancamos el día con esta energía sabrosa que nos dejó el bailongo!

¡Mats chiapaneco! Al sabor de un rico Mats (pozol) en nuestras manos, evaluamos en diferentes mesas cada eje temático del diplomado: Agroecología, Alimentación Consciente, Iniciativas Educativas Duraderas, Investigación y Actitud Científica y Conocimiento Local y Diálogo de Saberes.

Nos dimos cuenta de lo mucho que aprendimos en cada eje y cómo todos estos conocimientos son transversales, notamos la integralidad de hablar de alimentación consciente desde la agroecología y el conocimiento local y también cómo desde educadores y en nuestro día a día hacemos ciencia.

Aprendimos a identificar suelos sanos, a sembrar en nuestros huertos, usar abonos verdes, principios agroecológicos y sobre polinizadores. De alimentación no sólo aprendieron teóricamente sobre qué es alimentarse conscientemente sino que muchas y muchos se apropiaron de ello para sus vidas y la de sus familias, les gustó mucho conocer sobre la dieta mesoamericana, soberanía alimentaria y los avances de la ciencia en nutrición ¡ahora se preguntan de dónde viene lo que comen!

Y en el momento de retomar los caminos alimentarios también encontramos hermosos testimonios sobre sus cambios en su alimentación. Les compartimos algunas de sus reflexiones

“Es y ha sido un dilema lo que aún me genera ir a centros comerciales en el momento de comprar un producto. Ahora lo hago de manera consciente. La alimentación ahora es en colectivo contagioso con las personas que me rodean. Mis amigos, familia nuclear y compañeros de trabajo. Pienso que como más sano, porque es más consciente. La alimentación sana es comer de la naturaleza con respeto, alma y vida.”              –Maestra de secundaria-

“El camino alimentario en tiempo presente: ahora hay más alimentos y sabores locales en mi casa. Voy al mercadito orgánico y voy menos al supermercado. Tenemos ahora huerto en casa y próximamente un gallinero también. Tenemos más conciencia familiar. Aprendí a incorporar nuevos sabores locales y alimentos que no conocía y que nunca había probado.” –Formadora y restaurantera-  

“Ahora la alimentación significa para mí un proceso natural necesario para mi cuerpo y mi alma, mi espíritu.” –Director de telesecundaria-

Sobre educación el constructivismo se quedó para guiar sus procesos formativos y de formadores ¡desde la práctica se aprende más!

Desde los saberes locales disfrutamos mucho conocer otras culturas culinarias y ¡nuestros paladares también! Aprendimos que la ciencia es para y desde todas y todos, el ciclo de la IAP nos permitió ser flexibles en nuestra investigación ¡vimos la realidad con otros ojos!

Además de estos aprendizajes, también se mencionó sobre lo que todavía se puede fortalecer e incluir en cada eje, pero para eso necesitamos otro diplomado ¡así que pasamos de contarles esa parte!

Para terminar la evaluación y concluir nuestro último módulo ¡nos pusimos a jugar! Nuestros formadores y formadoras evaluaron al equipo de Labvida a través de un rally en el que había diferentes estaciones en las que por equipo comentó lo positivo y lo que se puede fortalecer, sobre diferentes aspectos del diplomado y del equipo: facilitación, metodología, herramientas y materiales, tiempos y espacios, sobre la comida y ambiente de trabajo.

En cada estación además de evaluar, realizaron diferentes restos, desde probar plantas con ojos vendados para adivinar que llevaban a su paladar, hasta reventar globos con sus traseros y conseguir objetos que traían puestos los del equipo ¡a algunos nos tocó correr! Fue un momento muy divertido.

Esta retroalimentación es muy valiosa para el equipo, nos ayudará a mejorar nuestras prácticas y procesos en este andar ¡gracias por sus palabras!

Llegó el momento más emotivo de este fin de semana. Nos reunimos para tener una ceremonia que representaba, el cierre de un ciclo pero también la apertura de otros.

Alrededor de un simbólico altar (portada) todas y todos compartimos nuestros sentires y sueños de este y otros tiempos. Cada una y uno con su vela en la mano, algunas, algunos con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta, pero expresamos nuestras palabras del corazón para los y las demás.

Escuchamos cómo para algunos diplomantes y facilitadores, este proceso cambió sus vidas no sólo a nivel de ser formador o formadora sino también personalmente. Nos reconocimos como parte de una comunidad de aprendizaje pero también fraternal, de compañerismo y amistad.

Fue un momento cargado de muchas emociones, el entusiasmo de concluir y la nostalgia de una despedida de este espacio, pero sin duda con la motivación de encontrarnos en otros para seguir construyendo y trasformando nuestras realidades, para seguir sembrando ciencia, aprendizaje, agroecología, amor y ¡claro semillas!

Nuestros queridos coordinadores Bruce y Helda entregaron un reconocimiento a cada una y uno de los diplomantes y también a las y los integrantes del equipo. Todas y todos pasamos por nuestro apapacho y nuestro mandil de cocina de Labvida ¡Así llevamos a la cocina todo lo que aprendimos!

Entre fiesta, gritos disfrutamos mucho el desfile de todas y todos. Después pasamos a lo que mejor sabemos hacer ¡comer! Celebramos con un delicioso menú de la Casa del Pan y nuestros corazones siguieron contentos.

Compartiendo entre la comida y otras delicias, escuchamos e intercambiamos historias y bromas. Rememoramos momentos graciosos que vivimos y continuamos celebrando el “hasta pronto”. Nos piropeamos y apapachamos entre todas y todos reconociendo lo que aprendimos unos de otros y otras.

Disfrutamos cada momento, cada aprendizaje, cada color, subida y bajada, de los bailes, los chistes, talleres, de meter las manos en la tierra, en la cocina, de escribir, de reflexionar juntas y juntos, de construir, de desaprender, de crecer, de la yoga, las charlas, las plantas, la IAP, las visitas a las comunidades y escuelas, de los tantos sabores que pasaron por nuestra cocina y nuestros paladares. Y por supuesto de las aportaciones de todas y todos, de los corazones que confiaron en nosotros. Fue un grupo hermoso, diverso en muchos sentidos y es lo que lo hizo valioso y fuerte.

Aprovecho este espacio para dar gracias desde lo profundo del alma a todas y todos los que formaron parte de este camino, gracias por la confianza, gracias por el amor. Este andar alimentó muchas partes de mí ¡me quedo con lo mejor! Y con muchas ganas de seguir encontrándome con esta comunidad aquí y en otras geografías.

La más positiva energía en sus caminos, sigan creciendo y deformándose y formándose Calamardas y Calamardos.

¡Felicidades primera generación!

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